El huerto y la cosecha de otoño
El huerto de otoño
Ya van haciéndose los días mas cortos y antes que nos demos cuenta llega el equinoccio de otoño, que nos marca una nueva temporada.
Y como otros años comenzamos con las actividades para preparar el huerto invernal. Ahora vamos terminando las últimas cosechas de verano.
En esta época también se recolectan las uvas, manzanas, pimientos (si las temperaturas acompañan), a los que nos gustan las frutas del bosque podemos encontrar aún moras en las zarzamoras.
Retiramos los restos de la plantación de verano y los cortamos finamente para su compostaje, también es buen momento para enriquecer la tierra con compost, humus de lombriz o cualquier otro tipo de abono natural.
El otoño tiene la ventaja de que al ser mas lluvioso no es necesario regar tanto y hay menos plagas. Al tener las temperaturas mas bajas que en verano y finales de primavera, nos vamos a centrar mas en plantas de hoja.
Podemos sembrar de forma directa unas ricas hierbas para ensaladas como puede ser rúcula, canónigos, lechugas de invierno, espinacas, zanahorias rabanitos etc…
Y plantar con los almácigos, que se han ido preparando en verano, acelgas, coles, coliflores, puerros lombardas…
En esta época podemos ir planificando y consiguiendo semillas para la temporada de invierno y de primavera.
Texto del huerto por David Criado del Brio
Información sobre el Huerto Vecinal de Sancho Dávila, parque de Fuente del Berro
Antiguas tradiciones del otoño
Antiguamente en septiembre, cuando comenzaba el otoño, la cosecha de cereales ya se había recogido en agosto y era tiempo de vendimia. Se recogía la uva que no era sólo importante por ser un alimento si no también por ser la fruta de la que se obtenía el vino ,el cual estaba presente en la mayor parte de las celebraciones. En estas tierras se celebraba la época de cosecha dónde se agradecía a la tierra por el alimento recibido . Eran pueblos cuya supervivencia dependía de lo que la naturaleza les proveyera y de la labor que ellos mismos hicieran con ella. Por eso tenían muy presentes los ritmos que ella marcaba y su relación con ella era muy estrecha.
Una fiesta importante en esta época era la sanmiguelada , el 29 de septiembre , que cerraba el periodo agrícola comenzado con la otra fiesta de San Miguel de mayo.
Desde el 8 de septiembre hasta el 31 de octubre era el momento de la siembra. Las semillas se sembraban en los campos para permanecer en la tierra gestando durante la época más fría y después brotar en febrero momento en que la fiesta de la Candelaria anunciaba la aparición de los primeros brotes del año.
Entre el 31 de octubre y el 1 de noviembre también se celebraba una fiesta importante , que todavía se mantiene aunque en algunos lugares ya se la conoce más por la versión anglosajona, es la fiesta de Samaín , también llamada noche de difuntos y conocida actualmente como Halloween. Según la tradición antigua en esta fecha los vivos recibían a sus familiares muertos dejando velas en la ventana para que no se perdieran , las puertas sin llave para que pudieran entrar en casa o la chimenea encendida para que no tuvieran frío. También se les ofrendaban castañas y boniatos asadas para comer y diferentes dulces según la región que todavía hoy se siguen comiendo.
Actualmente es una fecha para tener presentes a los seres queridos que no están ya sea poniendo una vela junta a su foto o llevándoles flores al cementerio. En las culturas agrícolas de la península era importante tener una buena relación con los ancestros porque creían que eran los que cuidaban de las semillas dentro de la tierra. Con esta fiesta se marcaba el fin de la labor en la tierra hasta la siguiente cosecha.
Texto de Marta Hernáez basado en “La Rueda de Izpania” de Marianna García Legar